Pequeño golpe – Porsche

Proceso de trabajo

Cuando recibí este vehículo con un pequeño golpe en la puerta, lo primero que hice fue analizar detenidamente la zona dañada para determinar la profundidad y extensión de la abolladura. Me fijé especialmente en la pintura y confirmé que no presentara fisuras o roturas, ya que la técnica de varillero (o PDR) es ideal para abolladuras sin daños en la capa de pintura.

Tras la inspección, preparé el área iluminándola con una lámpara especial que genera reflejos en la carrocería. Este paso es crucial para detectar con exactitud la geometría de la deformación y ver hasta el más mínimo detalle. Después, accedí al interior de la puerta con herramientas y varillas metálicas de distintos tamaños, que me permitieron llegar justo al punto donde se encontraba la abolladura.

Con delicadeza y utilizando la presión adecuada, fui trabajando la lámina desde el reverso, empujando de manera progresiva para devolver el metal a su forma original. Durante el proceso, ajusté constantemente la posición de la luz para asegurarme de que la superficie quedara completamente lisa y alineada con el resto de la carrocería.

Lo más gratificante de este tipo de intervenciones es ver cómo la abolladura desaparece por completo sin necesidad de repintar ni aplicar masillas. Al finalizar, realicé un último control visual con la lámpara y con la luz natural para asegurar que el acabado fuera perfecto. El resultado final es una puerta totalmente restaurada, manteniendo intacta la pintura original y garantizando la estética y el valor del vehículo.

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